jueves, 3 de febrero de 2011

LA SOCIEDAD DE LOS HADOS

Casi vivimos en la sociedad perfecta; un esmerado logro de democracia, convivencia y paz social; como dirían los antiguos Griegos, los “hados” nos son beneficiosos. Pero esta situación se esconde en una cruel hipocresía, ya que el problema no está en estos hados o presagios  mas  o menos fatuos.  Sino en los otros ados reales, es decir, los parados, los prejubilados, los jubilados, los hipotecados, los grandes supermercados, los impositados, los empantallados,  en definitiva los individuos controlados.

Se  ha llegado nuevamente a un sistema oligárquico que se radicaliza más  y más a través de la democracia y la política social que ya produce efectos retro, contrarios a los que persiguen, se diría en términos jurídicos que actúan en fraude de ley.

Las corporaciones de políticos; que hacen malabares para estar en el poder. Las corporaciones bancarias que se desviven por administrar nuestro dinero.
Las multinacionales empeñadas en lavar nuestro cerebro y las corporaciones de la información que nos tienen en permanente alarma y controlan nuestras conductas; al final es un comercio que lleva el beneficio a los líderes y altos cargos que, en pro de ninguna causa,  consideran que todo es poco para la responsabilidad que ejercen.


Este artículo, que escribo en noviembre de 2006, resume lo que hoy es ya una “supercristalizada”  realidad. Por ejemplo, en el campo de la panadería, el congelado atrae hacía el sector grupos fuertes de capital; inicialmente como función social y de servicio que conviene, para cubrir huecos y dar descanso al sufrido panadero nocturno de cada día. Pero finalmente lo que consigue esta industria es eliminar miles de puestos de trabajo con el pan precocido helado o de masas previamente congeladas, sin hablar ya, en algún caso, de poner el pan resultante del helado muy barato, recien horneado en tiendas o puntos calientes como reclamo para vender otros productos; lo que redunda en más pérdidas de puestos de trabajo. Es decir lo que necesita ahora la sociedad, está claro, son esas pequeñas empresas donde puedan trabajar más personas, y no pequeños grupos de grandes oligarcas que han aparecido de poco tiempo para acá y que posiblemente absorben la mayoría de las subvenciones del dinero de todos en pro de la creación de puestos de trabajo que acaban con otros en una relación superior, es decir un fraude encubierto de ley que la realidad y la estadística nos devuelve descarnado.

Hay que preguntarse si lo socialmente beneficioso que puede ser un número conveniente de  grandes  o  medianas superficies resulte muy perjudicial para el empleo sin son muchas grandes y medianas superficies con aparición de acaparamiento del capital en grupos reducidos y real disminución de los puestos de trabajo.

Sabemos que en las grandes operaciones y en la política siempre es más beneficioso hablar de muchos dígitos en los que yo ciudadano muchas veces me pierdo e incluso me mareo. Pero pienso que lo que se necesita no es más que una simple administración previsora como la de cualquier familia o comunidad de vecinos; el debe, el haber y el líquido, lo que en realidad hay, para que mañana  pueda ser lo que queremos que sea y nuestros hijos no sean presa de un legado injusto que examinar “a beneficio de inventario” y no lo puedan rechazar..

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