Hablamos de algo legal: Los mercados financieros. El casino de los poderosos.
El nacional socialismo fue legal
en Alemania. El fascismo fue legal en Italia. Muchas personas de otros países
fueron influenciadas de esta “moda” de aquellos tiempos, hoy tan denostados y
de consecuencias tan catastróficas para la humanidad. En estos tiempos bastantes personas que se
consideran demócratas están absortas en esta moda financiera de control casi
inmediato por la informática.
Yo soy el primero en entonar el “mea
culpa” ya que alguna vez intenté tener alguna ganancia por este medio al ser ya
dificilísimo hacerlo por el ejercicio de mi sufrida y próvida profesión de
agente comercial “colegiado”, con constante aparición de productos a la baja en
mi sector, lo que en muchos casos dejaba a vista de los fabricantes la
posibilidad de descontar la “comisión” de quien le había generado un mercado;
todo por la subsistencia de la “empresa”.
A pesar de lo narrado, en este anterior
párrafo; afortunadamente ya hace tiempo que me arrepiento cada día de tales
prácticas financieras y me propongo no volver a caer en la tentación… Porque
seguir, sigue siendo legal.
El nuevo “fascismo” de hoy es el mercado
financiero con todas sus posibilidades que incluyen la apuesta de compra al
alza a la baja y de futuros en productos esenciales para la supervivencia
humana. Y todo ello para dar grandes pelotazos de dinero que, en muchos casos electrónicamente
se gana o se pierde sin sentir, pero que perjudica a los que se ganan el pan
con el sudor de su frente y abre una brecha descomunal entre los muchísimos que
se quedan con muy poco, incluso por debajo del mínimo vital, todo ello para que
estos pocos tengan muchísimo.
Lo que importa hoy a todos estos que no
creen en nada; ni en un Dios, ni en una moral natural que excluye el egoísmo,
es dar unos buenos “pelotazos”, a costa de quien sea. Eso si, sin violencia ni
gas.