miércoles, 29 de junio de 2011

La inamovible situación.

   Un problema de incomprensión, hace la situación casi inamovible. Es muy difícil, remover los privilegios de la situación personal. Se está generando una espiral en forma de piramide, que solo salva aparente y economicamente de momento a los más próximos a su vertice; pero aunque más ricos, cada vez el sector es menor y son menos, los que gozan de esta situación; lo cual nos reconduce a la visión antigua del señor feudal, refugiado con sus incondicionales en la última torre del castillo llamada del homenaje; cuando ha sido ya derribada la puerta de guillotina principal y el recinto fortificado ha sido allanado, por la mayoría.

     Pero esto es una realidad cantada y por muy sordi-ciegos que sean nuestro políticos, no pueden evitar que finalmente la situación les aplaste. Tampoco se comprende este desoir de lo que proponen  los nuevos grupos emergentes que tienen las ideas más claras, sin aherrojamientos ni vicio de la situación que lleva consigo la permanencia de los por largo tiempo ya acomodados,  sus pretensiones tratan de ser ahogadas en el consenso; y tengan que claudicar, en algo como, mal menor, a cambio de situarse para corregir lo que no debería ser. ¿Pero la economía que producen para cuantos es? Para cada vez menos.

     No conviene hacer caso omiso de los  "indignados"  en sus múltiples caras,  ni  pretender  obviarlos
so pretexto de que son cuatro indeseables; de los que ciertos medios de comunicación nos quieren dar una imagen, como si se trataran de drogadictos o si acaso una utilidad de la extrema izquierda. Sería como hacer caso omiso de un tsunami que se acerca.

     Esta sociedad de consumo; del mínimo costo, del máximo beneficio, de los mercados financieros está ya fracasada. Sí...  Y no será nada bueno no reconocerlo o no querer verlo.